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La Naturopatía es el rescate natural para un cuerpo que sufre desajustes en su equilibrio orgánico y emocional.
Nuestro cuerpo padece sistemáticamente agresiones, a veces, de manera voluntaria y otras involuntariamente:
• Alimentación inadecuada
• Emociones negativas
• Medio ambiente hostil
• Adicciones
• Falta de descanso
• Traumas físicos
• …
Por suerte, el organismo tiene una fuerte capacidad de regeneración y es ahí donde la Naturopatía ejerce un gran papel, tanto en estados preventivos como de malestar.
La Naturopatía entiende al cuerpo como un todo (enfoque holístico), no lo mira por secciones ni por sistemas corporales. Prepara el terreno para que éste reciba los beneficios de los productos que nos ofrece la Naturaleza: alimentos, plantas medicinales, agua, sol, barro… todo ello ayudado, si es preciso, con el soporte de terapias coadyuvantes como las manuales o energéticas.
Basándonos en esa capacidad de regeneración y en que la Naturopatía no busca sólo el alivio sintomático, sino que busca el origen del problema, la atención que se presta aconseja un cambio alimentario hacia el vegetarianismo como forma de eliminar toxinas, favorecer el fortalecimiento del sistema defensivo y reducir los procesos inflamatorios que pudiesen formar parte del problema. Además de la alimentación, se utilizan la Fitoterapia, Sales de Schüssler, Aromaterapia, Terapia Humoral (ventosas…), aplicaciones de Hidroterapia y Geoterapia, sin olvidarnos la excelente aportación de la Terapia Floral de Bach para trabajar la parte mental y emocional de la persona.
Para que todo ese conjunto funcione es preciso la complicidad de quien recibe la terapia; ha de ser un sujeto activo, involucrado en su curación. Esa es una de las muchas diferencias que tiene la Naturopatía con respecto a otras formas terapéuticas, que genera individuos autosuficientes garantes de su propia salud.