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Los planteamientos de los seguidores de la medicina natural han sido polémicos
desde sus inicios a principios del siglo XX. En aquellos tiempos resultó muy difícil
su aceptación y entendimiento, como a veces puede ocurrir en la actualidad.
¿Quién fue Casiano Ruiz Ibarra?
Ahondando en la materia, queremos destacar una figura notable de esta época:
Casiano Ruiz Ibarra (médico fisiatra). Este célebre médico naturista hipocrático y
masón fue autor de diversos artículos y conferencias, publicados en su mayoría en
la revista “Acción Naturista”. Colaboró y dirigió esta revista junto con otros médicos
jóvenes (1917-1920). Cabe señalar como curiosidad que, entre los anuncios
publicitarios de “Acción Naturista”, encontramos el reconstituyente Ceregumil:
preparado alimenticio a base de cereales y legumbres que aún se vende en las
farmacias.
C. Ruiz Ibarra fue partidario de que la higiene natural es un método de sanación
auténtico. Él planteaba que el organismo humano cuenta con las capacidades
suficientes para recuperarse de las enfermedades.
Su generación fue testigo de importantes cambios en la aplicación de las ciencias
médicas, momentos de logros y de penosos fracasos. Podría mencionarse la
campaña internacional de inmunización con tuberculina promovida por R. Koch
contra la tuberculosis, que provocó numerosas muertes en Alemania y Estados
Unidos, así como su desprestigio.
¿Cuál era la tesis de los médicos naturistas?
La primera década del siglo XX fue crucial para el posterior desarrollo de la Medicina Natural. Los médicos naturistas de la época fueron promotores de la educación por la naturaleza. Afirmaban que debía hacerse una distinción entre las acciones morbígenas del organismo y aquellas reacciones vitales que respondían a los procesos adaptativos totalmente naturales. La supresión de estos procesos adaptativos podría acarrear daños severos al organismo, lejos de producir una curación inmediata a los padecimientos. Se basaban en la consideración de la Vis medicatrix naturae o mecanismo natural de autorregulación. El organismo puede y sabe cómo esforzarse para recuperar la armonía. Por tanto, los tratamientos no debían enfocarse en la supresión de los síntomas, sino en la estimulación de la Vis medicatrix naturae.
Ello comportaba una visión ética diferente de la medicina europea. C. Ruiz Ibarra y otros colegas defendían la premisa de que los médicos no eran combatientes radicales contra los males de la naturaleza. En sus manos estaba observar y analizar al individuo enfermo de forma integral, valorando sus condiciones físicas, emocionales y medioambientales para ayudarlo en la recuperación del equilibrio perdido.
“La verdadera clínica humana basada en la anatomo-fisiología integral esta por hacer, y hacia ella tendemos los que nos llamamos naturistas, por eso atendemos tanto a los descubrimientos fisiológicos como a las curaciones por el agua de Kneipp o de Kuhne, o a la meditación oriental, porque creemos que allí donde hay curación, independiente del mecanismo empleado, hay un problema médico a descifrar, siendo un error el despreciar todo aquello que no salga de manos de la llamada ortodoxia científica”.
Ruiz Ibarra
Médico fisiatra.
Extracto del texto publicado en Acción naturista. Año 1920.
Revisado y actualizado en 2020. Heilpraktiker Institut.
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