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En Occidente la panacea moderna del suplemento dietético nos aconseja como mantener al corazón bioquímicamente protegido mediante fuentes naturales de nutrientes. Eso es correcto, pero debe tenerse en cuenta que por más que nos vitaminemos, la toma de ciertos fármacos, cocaína, tabaco, nicotina y alcohol, disminuyen la capacidad protectora de las reservas vitamínicas del organismo; como la vitamina E, la ubiquinona, la vitamina F, o ciertos pigmentos de frutas y hortalizas (vitamina P). Entonces los vasa vasorum que nutren a nuestros vasos, y sobretodo, las arterias coronarias que nutren al músculo cardiaco, quedan desprotegidas y más expuestas a la agresión imparable del estrés y los radicales libres.
El modelo consumista y competitivo, en el que se halla inmersa la persona en Occidente, deja en indefensión a la mayoría de los corazones. El corazón ante todo, necesita serenidad y ésta la conseguimos gestionando adecuadamente el deseo de venganza, los celos, el odio y la envidia, muy frecuentes entre los humanos.
Los antiguos atribuyeron a ese órgano cualidades pensantes, o dicho de otra manera: sabían que las emociones y el carácter de la persona condicionan la función de este músculo clave, pequeño como del tamaño de un puño.
Existe una angina muy especial denominada de Prinzmetal que ejemplifica claramente lo dicho anteriormente. Prinzmetal es una angina paradójica. Cuando la persona se halla inmersa en el estrés, la angina permanece “agazapada,” oculta, sin dar señales, y cuando la persona se calma con el sueño o el reposo, la angina se manifiesta con toda su sintomatología.
La lección que podemos aprender de esta patología es que las tensiones permanentes pasan factura.
La persona que sufre Prinzmetal, durante los momentos de ficticia calma cotidiana, sigue violentando la armonía interna no solo del cuerpo, sino de la mente y el espíritu. Puesto que le invade constantemente un desasosiego, fruto de responsabilidades desproporcionadas, competitividad al límite, etc. La angina de Prinzmetal es una de las causas de muerte súbita en Occidente.
Por otro lado, después de las vacaciones estivales quizás hemos descuidado la alimentación sana y/o vegetariana que habíamos estado practicando. Debemos recuperar el consumo de frutas, plátanos, aguacates, alimentos ricos en potasio, zanahorias, calabazas, tomates, arándanos (ricos en pigmentos) o aceitunas eco (ricas en ácidos grasos saludables). Recordemos otros remedios naturales que ayudan a superar el insomnio y recuperar el equilibrio perdido. Algunos muy aconsejables son los masajes orientales (Tailandés, Ayurveda, Lomi-lomi…), el ejercicio físico, el consumo de miel de naranjo, la jalea real, el ajo, el aceite de oliva y de lino, y en fitoterapia las plantas como el espino blanco o la pasiflora.
Para cuidar al corazón es importante recuperar las fuentes genuinas de la salud, manteniendo una correcta tensión arterial. No fumar, ni vapear, vida activa, gestión adecuada de los azúcares, mantener un peso corporal adecuado y minimizar el sufrimiento o estrés con técnicas psico-emocionales, simplificando la vida al máximo.
Gustau Pau
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